El encanto de Granada

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Granada es una ciudad con una esencia propia, los recuerdos del reino Nazarí que se sostuvo más de doscientos años encaramado a los escarpados montes de alrededor. La ciudad que tiene como a su mayor huésped a la Alhambra, que mantiene su esencia de recogimiento y su punto bohemio. El lugar que aún recuerda a Federico García Lorca en su paseo con la vista puesta en la montaña.

El sacromonte de Granada
El sacromonte de Granada Photo by Alberto-g-rovi

El reino de Granada

Nos ponemos un poco en contexto, estamos a principios del siglo XIII y el poder musulmán se va desintegrando tras siglos de conflictos internos e invasiones norteafricanas. Es la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 la que supone la perdición del imperio Almohade. El balance del poder ha cambiado drásticamente y ya son los reinos cristianos los que marcan el ritmo. En concreto el reino de Castilla a lo largo de muy poco tiempo extiende sus fronteras hacía el sur. Anteriormente se había contentado con el pago de tributos por parte de los reyes taifas, pero ahora está decidida a tomar todo ese territorio directamente bajo su control.

Una tras otra las principales ciudades de las taifas van quedando bajo el poder de Castilla, en especial tras la unificación de los reinos de Castilla y León en la persona de Fernando III que sería el conquistador de buena parte de la actual Andalucía.

En Granada las cosas toman otro rumbo, AlHamar «el rojo» logra organizar un territorio en Granada y Málaga y se hace vasallo de Fernando III. Con esto logra un precario equilibrio y salvar el último enclave de poder musulmán de la peninsula. Sin embargo el reino Nazarí retuvo cierto margen de movimiento, mientras que apoyó al rey castellano en sus campañas contra otras taifas, luego apoyo las revueltas mudejares.

Sin embargo este pequeño reino pudo sobrevivir generaciones, era un intermediario comercial perfecto entre África y europa que a Castilla le convenía. Granada era el final de la ruta del oro sudanés. Todo lo que Granada no pudo alcanzar de poder militar y político lo logró en lo cultural. Sin ir más lejos, sus artesanos y arquitectos eran renombrados. Podemos ver su influencia más allá de las fronteras de su reino, como en el Alcázar de Sevilla.

Así desde las costas de Cádiz a Almería y por el interior se creo un gran espacio de frontera llamado la banda morisca. Este espacio se mantuvo con avances y retrocesos durante más de dos siglos mientras el reino de Granada se mantenía protegido en la cordillera penibética y recibió mucha población musulmana expulsada del resto de los territorios peninsulares.

La Alhambra

Cuando Granada se escoge para representar el papel de la capital del reino Nazarí, el primer lugar palaciego no fue el espacio que hoy conocemos como la Alhambra. De forma provisional estuvo en Dar al-Horra hasta que se pensó en usar la colina de Sabikas.

Lógicamente un edificio de estas características no se levanta de un día para el otro. En este lugar se van edificando, generación tras generación los palacios de ls reyes Nazaríes, a los que se agregaban las partes necesarias para las distintas funciones de gobierno, para acoger a los miembros de la corte y el servicio, así como los alojamientos militares y los servicios de suministro.

Entre los lugares más bellos se encuentran el palacio de comares y el patio de los leones. No es el lugar en el cual nos queremos meter más en profundidad acerca de la legendaria bellaza de la Alhambra, pero si poner de relieve la influencia que este gran palacio ha tenido en la imagen de la ciudad a partir de entonces. Granada y la Alhambra son dos conceptos muy unidos.

La admiración de este recinto de toque exotico y orientalista abre las puertas de la imaginación. De pensar un pasado muy cercano donde en estas salas se recitaba exquisita poesía, en una tierra donde se le ha rezado a todos los nombres de Dios.

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La rendición de Granada, por Francisco Pradilla
La rendición de Granada, por Francisco Pradilla

La conquista

No todo dura para siempre. A finales del Siglo XV los estados cristianos del norte ya eran mucho más poderosos desde hace mucho tiempo. Los reyes de Castilla y Aragón habían ligado los destinos de sus reinos al casarse y tenían puesta la mira en el asentamiento y acrecentamiento de su poder.

Ante este panorama no ayudó mucho la perdida de sus aliados en África del norte, ni las constantes intrigas de palacio. Deponer a un sultán para poner otro que sería sustituido tan rápidamente como el anterior se convirtió casi en costumbre. Llegado el momento en que se podía decir que aquellos fuera de la Alhambra estaban más seguros que los que moraban en su interior. Intrigas, complots, conspiraciones eran la moneda común. Llegado el momento, un pretendiente al trono no tenía dudas de llamar en su auxilio a fuerzas cristinas si hacía falta.

Además, ya en Castilla se pensó que era hora de terminar con la anomalía de ese reino musulmán en la península. Eso permitiría asegurar las fronteras, trabajar nuevos campos e impulsar una mayor uniformidad política y religiosa. El destino de Granada estaba sellado ante fuerzas muy superiores.

En 1482 empieza la guerra de Granada, que duraría 10 años. Una guerra mezcla de medieval con los cambios que se iban produciendo, la muestra de un mundo que cambiaba. A principios del año 1492 se producía la conquista definitiva del último reducto del Islam en la península. Un mundo cambiaba, el mismo año que Colón llegaba al nuevo mundo.

Federico García Lorca

Uno de los poetas y autores de teatro más reconocidos la lengua castellana vino a nacer muy cerca de acá, en Valdevaqueros. Era el año 1898, y de nuevo el país pasaba por un momento complicado al estar a punto de estalla la guerra con América que llevaría a perder las últimas posesiones coloniales de ultramar. Hijo de hacendado y maestra, tuvo la oportunidad de desarrollar sus inquietudes.

Ya de niño se traslada junto a su familia a Granada y aquí sería donde empiece a dar sus primeros pasos intelectuales. Se matricula en filosofía y letras en la universidad de Granada y ya frecuentará los ambientes de creación, como la tertulia «el Rinconcillo» en el Café Alameda.

Los caminos de su vida lo llevarían a la residencia de estudiantes donde tomó contacto con Buñuel y Dalí. A ese viaje a Nueva York que plasmó en su Poeta en Nueva York. Recorriendo el paisaje de España con su compañía de teatro La barraca. En definitiva convertido un autor de referencia a muy corta edad, un hombre de talento e innovador. Una de las mayores referencias de la generación del 27 en poesía.

Lorca tenía muy presente Granada, y esto se ve en su obra. La huella de la imaginación de este autor se ve en muchos de los lugares Lorquianos de la provincia. A día de hoy se puede recordar Federico de muchas maneras, una de ellas es compartir paseo con su estatua en la avenida de la constitución. También lo podemos sentir en lo que fue el Café Alameda (hoy restaurante Chikito), en el Generalife, en Huerta de San Vicente, y el barranco de Víznar donde se erige el monolito en su memoria cerca de donde pudo ser tristemente asesinado este hombre y genio de las letras.

El ambiente de la ciudad

A día de hoy Granada es un destino muy solicitado. La propia ciudad mantiene ese encanto, un sabor especial. Merece la perderse por las calles, ver el corral del carbón, pasear por la rivera del Darro en dirección al paseo de los tristes. Comprender el motivo que ha hecho a tantas figuras de alrededor del mundo posar sus ojos en esta ciudad, desde Washinton Irving a Leonard Cohen y Joe Strummer.

Conserva cierto aire oriental, al pasar por sus teterías, ver los comercios de marroquinería y artesanías o ver como se conserva el arte de la taracea.

Es además una ciudad muy animada, debido a la atracción que ejerce su universidad. Estudiantes de todos los lugares. No es un lugar del que uno se vaya a cansar rápido. Sin olvidar las famosas tapas de Granada. Para los amantes del flamenco es un lugar obligatorio, siendo la comunidad gitana del Sacromonte una de las canteras de artistas con más tradición y calidad.

Cada piedra que pisemos tiene una historia que contarnos en este lugar.

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